El nuevo héroe: el comunicador


Suena raro en los tiempos que corren, ¿no? os invito a revisar el marco mental que hemos construido alrededor de esta palabra, al menos, para los que venimos de ciertas profesiones.

Estamos en un momento de enormes rupturas. Rupturas con nosotros mismos (se producen más muertes por suicidios en el mundo desarrollado que muertes a manos de terceros, señal de que no estamos contentos con nosotros mismos...algo falla), fracturas a nivel social y económico (3.000 millones viven con menos de 2$ al día), y con nuestro planeta y nuestro significado en el mundo, ¿no es esencial explorar la forma de cerrar estas fracturas? Es urgente recuperar las conexiones para nuestra propia supervivencia, y más aún, para recuperar nuestro sentido.

Trabajando sobre esto con Elena Acín, me regaló este insight que os propongo de ejercicio: que al héroe de esta labor inmensa de recuperar conexiones le llamemos comunicador. A fin de cuentas, si atendemos a las distintas definiciones de "comunicación" de la RAE:

• La comunicación es el trato, correspondencia entre dos o más personas; o
• la unión que se establece entre ciertas cosas, tales como mares, pueblos, casas o habitaciones, mediante pasos, crujías, escaleras, vías, canales, cables y otros recursos; o bien
• cada uno de los medios de unión entre dichas cosas.

Este "maestro comunicador" que os propongo imaginar, sería aquel que ayudase a "comunicar" (unir) lo fracturado: reconectar a las personas, haciéndoles reencontrar su vida con su propósito, y a reconectarse con los cercanos y no tan cercanos para todo tipo de proyectos; a reconectar comunidades entre ellas -primero a nivel humano, luego con su propósito, finalmente con el aprendizaje según caminan-, y con otras. Finalmente, ayudaría a comunicar hacia dentro y hacia fuera sistemas que hoy están colapsados: ayudaría a reconectar desde una visión amplia de ecosistemas el mundo de la salud, de la alimentación, la educación, las ciudades, el desarrollo local, la energía.... Dejaríamos atrás esta era de egosistemas y fractura.

Este maestro comunicador sería un anfitrión y un arquitecto. Pienso que fundamentalmente lo primero, ya que su función sería servir a que emerja lo nuevo desde espacios y situaciones "que importan", y sería desde la sincronización de propósitos y acciones desde dónde emergería la creación.

Me parece que aún no existe esta profesión, aunque hay gente que trabaja en algo que llaman comunicación y que se ha confundido con emitir y recibir mensajes dictados desde el ego a cualquiera de sus niveles, personal, organizativo o de sistema.

Me fascina este cuadro de Otto Scharmer, que no puede representar mejor cómo se transforma la naturaleza de la comunicación a medida que se profundiza -hacia los círculos interiores-en la conexión a todos los niveles: mente, corazón y voluntad (la primera vez hace ya casi tres años que vi mi antigua profesión de experto en marketing en el último círculo, me horroricé y decidí hacer algo al respecto):


Quizás es que este maestro comunicador no debe existir como profesión y todos debemos poner de nuestra parte. De hecho, si le llamo maestro es porque imagino a alguien que no da lecciones de nada, sino que es un ejemplo desde el ser. La verdad es que el reto por delante parece recomendar que empecemos a escalar en nuestra idea de comunicación desde la práctica. Para algo está la idea del progreso humano, supongo.

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